Pediré una espada. El mismo Calmet confiesa sobre este versículo que no leemos en la historia de Cambises de ninguna guerra que él mantuvo en las montañas de Israel. Los hebreos en verdad, dice él, no estaban en condiciones de resistirle; y además admite ingenuamente que no hay nada en la historia de este príncipe que pueda justificar la ejecución de esa parte de la predicción que está al final del siguiente verso.

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