Pablo, habiendo circuncidado a Timoteo, y siendo llamado por el Espíritu de un país a otro, convence a Lidia y echa fuera un espíritu de adivinación. Por lo que él y Silas son azotados y encarcelados. Se abren las puertas de la prisión. El carcelero se convierte y se entregan.

Anno Domini 53.

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