Jeremías profetiza la cautividad de Sedequías y de los habitantes de la ciudad. Los príncipes y el pueblo, habiendo despedido a sus siervos, los vuelven a asumir, en contra de su pacto con Dios. Jeremías, por su desobediencia, los entrega a ellos ya Sedequías en manos de sus enemigos en el nombre de Jehová.

Antes de Cristo 605.

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