Jeremías es enviado a llamar al verdadero arrepentimiento, a prevenir el cautiverio de los judíos: rechaza su vana confianza, por ejemplo de Silo; los amenaza por su idolatría; rechaza el sacrificio de los desobedientes; exhorta a llorar por su abominaciones en Tophet, y declara los juicios por las mismas.

Antes de Cristo 600.

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