Josué, por mandato divino, ordena que la ciudad de Jericó sea rodeada por siete días, los sacerdotes tocarán con siete trompetas: el séptimo día, a la palabra de Josué, el pueblo gritará, mientras suenan las trompetas y caen los muros de Jericó. ; la ciudad está consagrada, sólo Rahab, con su casa, siendo salvada con vida.

Antes de Cristo 1451.

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