Y Gaal, hijo de Ebed ... No se sabe con certeza quién era este hombre. Algunos han conjeturado racionalmente que él era un gentil y deseaba ver restaurada la autoridad de los cananeos. Todo su discurso y sus actuaciones le demostraron que había sido un demagogo insidioso, deseoso de obtener popularidad, para que por ella pudiera ascender al dominio.

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