Morirán sin hijos. Cualquiera que sea el modo preciso en que se ejecute esta maldición, ya sea mediante la retención total de los hijos o la rápida eliminación de los mismos cuando nazcan; nos ofrece una prueba contundente de la divinidad de la ley judía: porque, para dar o retener hijos estando en el poder de la Divina Providencia solamente, ningún impostor habría agregado tal sanción, cuya impotencia debe haber sido completamente detectado.

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