He aquí su madre y sus hermanos. Véase el cap. Mateo 13:55 . A María asistían los hijos de su hermana, que eran primos o, según el dialecto hebreo, los hermanos de Cristo (ver com. Cap. Mateo 10:2 ) y que la atendieron durante su estancia en Capernaum; una pieza de respeto que su bendito Hijo no pudo mostrar, a causa de los deberes de su ministerio. Fue en ocasión de su aplicación a él, que Jesús pronunció ese excelente dicho en los versículos posteriores, que nunca será olvidado mientras haya recuerdos en el mundo para retenerlo, o lenguas para repetir.

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