Cristo reprende la ceguera de los fariseos acerca de la violación del sábado, por las Escrituras, por la razón y por un milagro: sana al endemoniado, que era ciego y mudo. La blasfemia contra el Espíritu Santo nunca será perdonada. Las palabras vanas se darán cuenta: reprende al infiel que busca señal, y muestra quién es su hermano, su hermana y su madre.

Anno Domini 31.

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