Cristo, terminando su sermón del monte, reprueba el juicio temerario, prohíbe echar cosas santas a los perros, exhorta a la oración, a entrar por la puerta estrecha, a guardarse de los falsos profetas, no sólo a ser oidores sino hacedores de la palabra; como casas construidas sobre roca y no sobre arena.

Anno Domini 30.

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