No obstante, los hijos de Coré no murieron. Los judíos tienen una tradición, que mientras los hijos de Coré estaban en la tienda de su padre, pidiéndole que desistiera de su rebelión, de repente la tierra se tragó a Coré y dejó a sus hijos ilesos. Conforme a qué tradición, la Vulgata une la última parte de la décima con este verso: ¡ y he aquí! se realizó una señal o un milagro; porque mientras que el mismo Coré pereció, sus hijos no perecieron. Sin embargo, sea como fuere, la preservación de los hijos de Coré debe considerarse un milagro y una marca de la bondad divina, quien, en medio del juicio, recordó la misericordia. Coré se convirtió en una rama considerable de la familia levítica; porque eran famosos en la época de David.

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