Para que andes , o, pues , anda tú.

REFLEXIONES.— La sabiduría es lo principal; por lo tanto, por todos los medios debe ser buscado.

1. La forma prescrita es triple. (1.) Atención seria y meditación sobre la palabra de Dios. (2.) Oración ferviente e importuna, la mejor guía para el conocimiento de los oráculos de Dios. (3.) El uso diligente de todos los medios designados, estando tan ansiosos en la búsqueda como aquellos cuyos corazones están puestos en las riquezas lo están en descubrir las minas de oro y saquear el mineral precioso.
2. El éxito coronará estas labores cuando perseveres en ellas. Entonces comprenderás ese punto capital, el temor del Señor; en qué consiste, y cómo se evidenciará en la conversación: y encontrar el conocimiento de Dios,de su gracia y gloria, particularmente como se manifiesta en el rostro de Jesucristo, a quien conocer es vida eterna: y este es el don de Dios, no adquirido por el mero ejercicio de nuestras facultades racionales, sino comunicado por el Espíritu de verdad, de cuya boca sale el conocimiento y la inteligencia; en las Escrituras, que él hizo que se escribieran para nuestra enseñanza, en las cuales están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento: no la demostración de ella, sino la realidad, la sana sabiduría, y allí guardada para los justos, los que por la fe en Cristo son así contados por Dios, y cuyos corazones y caminos son renovados por el Espíritu en justicia y verdadera santidad.

Él es un escudo para los que andan en rectitud, que hacen de la palabra de Dios su dominio; y, estando bajo la protección divina, el escudo del amor todopoderoso se extiende sobre ellos, para que el pecado, Satanás y el mundo, no se acerquen para hacerles daño. Conoce las sendas del juicio; hace lo recto en las dispensaciones de su providencia y gracia; y preserva el camino de sus santos. Entonces comprenderás justicia y juicio; distinguir la verdad del error; Sepa cómo actuar con justicia en todos sus tratos, y cuál es el deber de cada posición y relación, y la equidad, sí, todo buen camino, ya sea con respecto a Dios o al hombre: y así el hombre de Dios será perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

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