Verso 44. Santificaré - tanto a Aarón como a sus hijos.  Así que encontramos que la santificación por Moisés según la institución divina era sólo simbólica; y que Aarón y sus hijos debían ser santificados, es decir, hechos santos, por Dios mismo antes de que pudieran oficiar en las cosas santas. De esto, así como de muchas otras cosas mencionadas en los escritos sagrados, podemos inferir con seguridad que ninguna designación por parte del hombre es suficiente para calificar a cualquier persona para ocupar el cargo de ministro del santuario. La aprobación y la consagración del hombre tienen su propiedad y su utilidad, pero nunca deben sustituir la unción y la inspiración del Todopoderoso. Que los hombres santos ordenen, pero que Dios santifique; entonces podemos esperar que su Iglesia sea edificada sobre su santísima fe.

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