CAPÍTULO XXVII

Este capítulo puede considerarse como la segunda parte de la profecía

sobre Tiro. El profeta prosigue su tema de los antiguos lamentos o cantos

fúnebres, en los que las mujeres de luto relataban en primer lugar todo lo

que era grande o digno de alabanza en el difunto, y luego lloraban su caída.

Aquí se amplían las riquezas, la gloria y el extenso comercio de Tiro, 1-25. 

A continuación se describe su caída en una hermosa alegoría, ejecutada en

pocas palabras, con asombrosa brevedad, propiedad, y perspicacia, 26;

en la que se representa a todo el mundo marítimo y comercial de los

que se hallan en la ciudad, 27-36.

Además de la vista que este capítulo da de la conducta de la Providencia,

y el ejemplo que da al critico y a los hombres de y a los hombres de gusto

de una obra de composicion muy elegante y de una obra de composicion muy

elegante y acabada, ofrece al anticuario una de las riquezas y del comercio de

los tiempos antiguos.  Y para la mente que busca "una ciudad que tiene cimientos",

que imagen ofrece el conjunto de la  mutabilidad e inanidad de todas las cosas terrenales.

Muchos de los lugares mencionados en la historia antigua como Tiro han perdido,

hace tiempo su geografica de otros y no puede ser rastreada; se han hundido en las

profundas aguas del olvido; el viento del este se los ha llevado.

NOTAS SOBRE EL CAP. XXVIII

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