Versículo Ezequiel 37:16 . Hijo de hombre, tómate un palo. Las dos varas mencionadas en esta transacción simbólica representaban, como declara el texto, los dos reinos de Israel y Judá, que se formaron en los días de Roboam, y continuaron distintos hasta el tiempo de la cautividad. El reino de Judá estaba compuesto por las tribus de Judá y Benjamín, con los levitas; todas las demás se separaron en el cisma con Jeroboam, y formaron el reino de Israel. Aunque algunas de esas tribus volvieron a unirse a Judá, ninguna tribu entera regresó jamás a ese reino. Los sufrimientos comunes en su cautiverio se convirtieron en el medio de reavivar un sentimiento más amable; y para alentarlo, Dios promete que los reunirá y los restaurará en su propia tierra, y que ya no habrá más divisiones ni enemistades entre ellos. Para representar esto de tal manera que se convierta en un tema de pensamiento, reflexión e investigación, se ordena al profeta que tome las dos varas mencionadas anteriormente, escriba en ellas los nombres distintivos de los reinos divididos y luego, mediante una muesca, cola de milano, pegamento o algún método similar, las una ante el pueblo. Así lo hizo, y cuando le preguntaron, les mostró todo el significado de esta acción simbólica.

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