Versículo 33.  Si un extranjero se hospeda. Esta ley para proteger y confortar al extranjero era a la vez humana y política. Nadie está tan desolado como el extranjero, y nadie necesita más los oficios de la benevolencia y la caridad: y podemos añadir que quien no se ve afectado por el estado de desolación del extranjero no tiene ni benevolencia ni caridad. Era político alentar a los extranjeros, ya que en consecuencia muchos vinieron, no sólo a residir, sino a establecerse entre los judíos, y así su fuerza política aumentó; y muchos de estos colonos se convirtieron al menos en prosélitos de la puerta, si no en prosélitos del pacto, y así consiguieron salvar sus almas. De ahí que la humanidad, la sana política y la religión dijeran: No le exijas al extranjero; lo amarás como a ti mismo. El apóstol hace uso de un argumento fuerte para inducir a los hombres a la hospitalidad hacia los extranjeros: No os olvidéis de hospedar a los extraños, porque con ello algunos han hospedado a los ángeles sin saberlo, Hebreos 13:2. Moisés también utiliza un poderoso motivo: Fuisteis extranjeros en la tierra de Egipto. El espíritu del precepto aquí establecido, puede ser bien expresado en las palabras de nuestro Señor: Haced con todos los hombres lo que queráis que hagan con vosotros.

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