Salmo 91:1-16

1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso.

2 Diré yo al SEÑOR: “¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!”.

3 Porque él te librará de la trampa del cazador y de la peste destructora.

4 Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas te refugiarás; escudo y defensa es su verdad.

5 No tendrás temor de espanto nocturno ni de flecha que vuele de día

6 ni de peste que ande en la oscuridad ni de plaga que en pleno día destruya.

7 Caerán a tu lado mil y diez mil a tu mano derecha pero a ti no llegará.

8 Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.

9 Porque al SEÑOR, que es mi refugio, al Altísimo, has puesto como tu morada,

10 no te sobrevendrá mal ni la plaga se acercará a tu tienda.

11 Pues a sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden en todos tus caminos.

12 En sus manos te llevarán de modo que tu pie no tropiece en piedra.

13 Sobre el león y la cobra pisarás; hollarás al leoncillo y a la serpiente.

14 “Porque en mí ha puesto su amor, yo lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

15 Él me invocará, y yo le responderé; con él estaré en la angustia. Lo libraré y lo glorificaré;

16 lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación”.

Salmo 91

Cristo, el segundo hombre

1. En dependencia ( Salmo 91:1 )

2. En seguridad ( Salmo 91:3 )

3. Su triunfo y exaltación ( Salmo 91:9 )

Este Salmo no tiene inscripción. Se desconoce su autor, pero sabemos que es el testimonio del Espíritu de Dios acerca del segundo Hombre, nuestro Señor. Satanás también lo sabía porque citó este Salmo a nuestro Señor en Mateo 4:1 , omitiendo las palabras “en todos tus caminos” ( Salmo 91:11 y Mateo 4:6 ).

Es el Salmo que al pueblo de Dios le encanta leer debido a sus preciosas garantías dadas a quienes depositan su confianza en él. En un sentido más amplio y profético, tenemos aquí las bendiciones del poder de Dios en la era del reino cuando, bajo el gobierno del Rey, su pueblo se mantendrá alejado de todo mal. Pero no olvidemos que tenemos en él una imagen profética de nuestro Señor mientras caminaba como el Hombre dependiente en la tierra.

Él habitó en el lugar secreto del Altísimo y confió en Él, caminando en perfecta obediencia. La muerte no tenía ningún derecho sobre su vida, porque no conocía el pecado. Ningún mal podía acercarse a Él. Los ángeles le ministraron. El león y la víbora - Satanás en su doble carácter, como el enemigo poderoso y como la serpiente escondida y furtiva - Él pisotea bajo Sus pies. Y algún día el enemigo también será completamente herido bajo los pies de su pueblo. Luego Su exaltación: "Lo pondré en alto".

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