que tiene oídos para escuchar, dejarlo escuchar. no externamente solo, pero internamente; El que tiene oídos le ha dado que escuche, a fin de entenderlo, deje que lo haga uso, y considerar seriamente, y atender con diligencia el uso y la importancia de esta parábola. Es una forma de hablar usada por Cristo, cuando se entregó algo del momento, y no tan fáciles de entender, a propósito para acelerar la atención de sus auditores, y sumergirse en ellos un deseo de entender lo que se dijo; ¿Qué efecto esto tenía sobre sus discípulos?; ver Marco 4:10.

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