Entonces David (l) se levantó de la tierra, se lavó, se ungió, se cambió de ropa y entró en la casa del SEÑOR y adoró; luego vino a su casa; y cuando lo requirió, le pusieron pan delante, y comió.

(l) Mostrar que nuestras lamentaciones no deben ser excesivas, sino moderadas: y que debemos alabar a Dios en todas sus acciones.

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