[Ahora] la reina, por razón de las palabras del rey y sus príncipes, entró en la casa del banquete; [y] la reina habló y dijo: Oh rey, para siempre vive; no te turben tus pensamientos, ni se mude tu rostro:

(h) Es decir, su abuela, la esposa de Nabucodonosor, quien debido a su edad no estuvo en la fiesta antes, pero vino allí cuando se enteró de esta extraña noticia.

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