(4) [Hay] un cuerpo y un solo Espíritu, así como sois llamados en una esperanza de vuestro llamamiento;

(4) Un argumento de gran peso para una demostración sincera de amor fraternal y caridad unos con otros, porque somos hechos un solo cuerpo, como de un Dios y Padre, por un Espíritu, adorando a un Señor con una fe, y consagrados a él con un solo bautismo, y teniendo la esperanza de uno mismo la misma gloria, a la cual somos llamados. Por tanto, quien rompe la caridad, rompe todas estas cosas.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad