Y derribaré el trono de reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; y derribaré los carros ya los que viajan en ellos; y los caballos y sus jinetes descenderán, cada uno por la espada de su hermano.

(n) Con esto muestra que no habrá freno ni obstáculo, cuando Dios haga esta maravillosa restitución de su Iglesia.

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