He aquí, como los ojos de (a) los siervos miran a la mano de sus amos, [y] como los ojos de una doncella a la mano de su ama; así nuestros ojos esperan en el SEÑOR nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros.

(a) Compara la condición de los piadosos con la de los siervos desprovistos de toda ayuda, asegurando que cuando toda otra ayuda falla, Dios está siempre a mano y como él mismo.

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