Está en contraste con la primera creación puesta bajo Adán, que recibió bendición de parte de Dios, y que hubiera debido mantener su adhesión a Él. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva creación es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas» (2 Co. 5:17).

Los que han muerto con Cristo, y han resucitado con Cristo, han perdido su primera posición en el primer Adán, y están en el Segundo Adán. «En Cristo Jesús ni la circuncisión es nada, ni la incircuncisión, sino la nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sean sobre ellos, y sobre el Israel de Dios» (Gá. 5:15, 16). Ésta es la posición totalmente nueva a la que el creyente es introducido en Cristo. Sin embargo, mientras que sigue estando en el cuerpo no está enteramente libre de contacto con la vieja creación: el desierto es parte de la vida cristiana, así como Canaán y sus conflictos.

En orden inverso a la primera creación, aquí fue el Hombre el primero en tener lugar (Cristo resucitado), después los que son Suyos, y finalmente los nuevos cielos y la nueva tierra, en los que morará la justicia (Ap. 21:1).


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