• (a) Heb. «bor», abismo, pozo, traducido «fuente» en Jer. 6:7.
  • (b) Heb. «mabbua», «fuente» en Ec. 12:6; en Is. 35:7 se traduce «manaderos de aguas», y en Is. 49:10 «manantiales de aguas».
  • (c) Heb. «ayin», lit., ojo, y de ahí, orificio a través del que fluye el agua (Gn. 16:7; 2 Cr. 32:3; Neh. 2:14; 3:15; 12:37; Pr. 8:28).
  • (d) Heb. «mayan» (de «ayin»), Gn. 7:11; 8:2; Jos. 8:15; 2 R. 3:19, 25; 2 Cr. 32:4; Sal. 74:15; 84:6; 87:7; 104:10; 114:8; Cnt. 4:12, 15; Is. 12:3; Jl. 3:18);
  • (e) «maqor», fuente perpetua, Pr. 25:26; Os. 13:15; Jer. 2:13; 9:1, «fuente de lágrimas».
  • (f) Gr. «pëgë», se usa como «fuente de sangre» en Mr. 5:29.

Las fuentes son una característica notable de la tierra de Israel, que es descrita como «tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes» (Dt. 8:7).

La fuente de agua viva simboliza las bendiciones espirituales permanentes e inagotables que nos vienen de la misma presencia de Dios (Sal. 36:9, 10; Jn. 4:14; Ap. 7:17; 21:6).


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