Nombre de varios soberanos de Palestina y de las regiones circundantes, o de una parte de ellas. En el NT se mencionan tres Herodes y un Herodes Agripa.

(a) HERODES EL GRANDE.

Segundo hijo del idumeo Antipas (también llamado Antipáter) y de Cipros, princesa de la misma raza (Ant. 14:1, 3; 7, 3). Herodes no era, por tanto, un verdadero judío, ni por parte de padre ni de madre. Sin embargo, al ser vencidos los idumeos por Juan Hircano en el año 125 a.C., les fue impuesta la circuncisión y el judaísmo, por lo que formalmente quedaron asimilados y eran tenidos oficialmente como judíos.

Antipáter había recibido, en el año 47 a.C., el título de procurador de Judea (Ant. 14:8, 3 y 5). Dio a su primogénito Fasael el gobierno de Jerusalén y de sus alrededores, dando Galilea a Herodes, que tenía entonces 25 años (Ant 14:9, 2). Después del asesinato de Antipáter (43 a.C.), Marco Antonio dio a los dos hermanos el título de tetrarcas, con la responsabilidad de conducir la política judía (Ant 14:13, 1). Sin embargo, Antígono, último rey de la dinastía hasmonea, aliado con los partos, guerreó contra ellos. Fasael, caído en manos de los partos, prefirió suicidarse antes de ser muerto por ellos (Ant 14:13, 10). Herodes había huido a Roma y, recabando la ayuda de Antonio, consiguió la reconquista de Jerusalén y Herodes llegó a ser el rey de Judea en el año 37 a.C.

Herodes, llamado el Grande, tuvo diez esposas, las cuales, con sus hijos, se envolvieron en intrigas, frecuentemente feroces, para asegurarse al menos una parte del poder. Hubo planes, reales o inventados, contra la vida del mismo Herodes, y él, acosado por sus manías persecutorias nacidas de su carácter celoso y desconfiado, hizo dar muerte sucesivamente a su esposa Mariamne, a la que había amado con pasión, a los dos hijos que había tenido de ella, Alejandro y Aristóbulo, y después a otro de sus hijos, Antipáter, cinco días antes de su propia muerte (Ant. 15:7, 4; 16:11, 7; 17:3, 2; Guerras 1:29, 2; 1:33, 7). No es sorprendente que Augusto César ridiculizara a este tirano diciendo: «¡Más valdría ser el cerdo de Herodes que su hijo!». Esta disposición de ánimo explica a la perfección que se pusiera fuera de sí ante la pregunta de los magos: «¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?» Su ira celosa le llevó a dar muerte a todos los pequeños de Belén y sus alrededores (Mt. 2:13, 16). Sabiendo que su muerte sería ocasión de gran gozo, ordenó que se encerrara en el hipódromo a los principales judíos, y que se les diera muerte en el momento preciso de su propia muerte, a fin de asegurar al menos en apariencia «un duelo honorable durante sus funerales». Felizmente, esta monstruosa orden no fue cumplida (Ant. 17:6, 5; Guerras 1:33, 8).

Herodes tenía una pasión por las construcciones gigantescas y ostentosas. Siendo que sus crueldades habían echado por tierra su popularidad, trató de recuperar el favor de los judíos reconstruyendo espléndidamente el antiguo templo (véase TEMPLO). Asimismo, erigió un monumento sobre las tumbas de los antiguos reyes, y contribuyó mucho a embellecer Jerusalén. Hizo lo mismo con Samaria, donde asimismo reconstruyó el templo.

(b) HERODES EL TETRARCA, o Herodes Antipas.

Hijo de Herodes el Grande y de Maltace, esposa samaritana de Herodes. Así, era medio samaritano y, casi seguramente, no corría por sus venas ni una gota de sangre judía. Se le llamaba Herodes o Antipas (Ant 17:1, 3; 18:5, 1; 6, 2; Guerras 2:9, 1), pero, para distinguirlo de los otros miembros de la familia, se le da generalmente el nombre de Herodes Antipas. Era hermano de padre y madre de Arquelao, y menor que él (Ant. 17:6, 1; Guerras 1:32, 7; 33, 7). Fue criado en Roma al mismo tiempo que Arquelao y que su medio hermano Felipe (Ant. 17:1, 3). Un testamento de Herodes el Grande le legaba a él el reino, pero finalmente el padre cambió las disposiciones: Arquelao recibió el trono (Ant. 17:8, 1), y Herodes Antipas solamente recibió la tetrarquía de Galilea y de Perea (Ant. 17:11, 4; Lc. 3:1).

Erigió una muralla en torno a Séforis, haciendo de ella su capital; fortificó asimismo la ciudad de Bet-harán en Perea, construyendo un palacio en ella, dándole el nombre de Julia Livia en honor de la esposa de Augusto (Ant. 18:2, 1; Guerras 2:9, 1). Herodes Antipas reconstruyó también Tiberias (Ant. 18:2, 3). Contrajo matrimonio con una hija de Aretas, rey de los árabes nabateos, cuya capital era Petra. Más tarde, residiendo en Roma, en casa de su medio hermano Herodes Felipe, cedió a una pasión inconfesable hacia su cuñada Herodías, con la que se unió, repudiando a su legítima esposa. Herodías vino a ser su genio maligno, que hizo de él su juguete, como reminiscencia de Jezabel y Acab. Aretas, indignado por el insulto hecho a su hija, declaró la guerra a Herodes y lo venció (Ant. 18:5, 1). Herodías fue la instigadora del asesinato de Juan el Bautista (Mt. 14:1-12; Ant. 18:5, 2). Nuestro Señor, hablando de este marrullero tetrarca, lo llamó «esta zorra» (Lc. 13:31, 32). Es evidente que Herodes Antipas debía tener una cierta influencia sobre sus seguidores, porque Jesús habla de «la levadura de Herodes» (Mr. 8:15). (Véase HERODIANOS.) Cuando empezó a extenderse la fama de Jesús, Herodes, con la conciencia agitada, temía que Juan hubiese resucitado (Mt. 14:1, 2). Estando Herodes en Jerusalén en los días de la crucifixión del Señor, Pilato le envió a Jesús. Herodes pensó que vería hacer algún milagro, y quedó frustrado. Aquel mismo día, Herodes y Pilato se reconciliaron, pues habían estado enemistados (Lc. 23:7-12, 15; Hch. 4:27). La orgullosa Herodías llegó a tener una viva envidia de su propio hermano Agripa, que había obtenido la corona real de Judea, en tanto que su marido no era más que tetrarca. Persuadió entonces a Herodes a que acudiera a Roma para reivindicar la corona. Entonces Agripa escribió al emperador Calígula, acusando a Herodes de haber concertado una alianza secreta con los partos. Herodes fue entonces desterrado a Lion, en las Galias, el año 39 d.C. (Ant. 18:7). Según Guerras 2:9, 6, murió finalmente en España.

(c) El rey AGRIPA I.

El historiador Josefo lo llama simplemente Agripa, pero en general se le da este nombre para distinguirlo de Herodes Agripa II, ante quien compareció Pablo. Agripa era hijo de Aristóbulo, hijo de Herodes y Mariamne, nieta de Hircano. Había sido criado en Roma con Druso, hijo de Tiberio, y con Claudio (Ant. 18:6, 1 y 4). La muerte de Druso y la falta de dinero le hicieron volver a Judea (Ant. 18: 6, 2). En el año 37 d.C. volvió a Roma a fin de acusar a Herodes el tetrarca (Ant. 18:5, 3). Después de haber presentado la acusación, Agripa se quedó en la capital del imperio, frecuentando a las personas que más tarde podrían serle de alguna utilidad. Se ganó los favores de ciertas altas personalidades, entre ellos los de Cayo, hijo de Germánico, el futuro Calígula (Ant. 18:6, 4; Guerras 2:9, 5). Tiberio hizo encadenar a Agripa, porque había osado tomar el partido de Cayo. Seis meses más tarde, Tiberio moría y Cayo, coronado emperador, otorgaba a Agripa el título de rey con dos tetrarquías: la que había sido gobernada por su tío Felipe y la de Lisanias (Ant. 18:6, 10). En el año 39 d.C., el emperador, habiendo desterrado a Herodes Antipas, añadió su tetrarquía de Galilea al reino de Agripa (Ant. 18:7, 2). Éste residió en Roma durante un tiempo y consiguió disuadir al emperador de erigir una estatua en el templo de Jerusalén (Ant. 18:8, 7-8). Después del asesinato de Calígula, Agripa, entonces en Roma, medió entre el Senado y el nuevo emperador Claudio, a quien consiguió convencer para que asumiera la dirección del imperio. Como recompensa de sus servicios, Agripa recibió Judea y Samaria; de esta manera, sus dominios alcanzaron la magnitud de los de Herodes el Grande (Ant. 19:3-5; Guerras 1:11, 1-5). 

Dio comienzo a la construcción de una muralla alrededor del arrabal extramuros al norte de Jerusalén, a fin de unirlo al resto de la ciudad amurallada, pero se le dieron órdenes de que interrumpiera esta empresa (Ant. 19:7, 2). Agripa hizo decapitar a Jacobo, hermano de Juan (Hch. 12:1, 2) y encarcelar a Pedro (Hch. 12:3, 19). Habiendo aceptado, en Cesarea, unos honores debidos sólo a Dios, fue atacado por una enfermedad, de la que murió, lleno de gusanos (Hch. 12:20-23; Ant. 19:8, 2). Muerto en el año 44 d.C., a los 54 años de edad, dejó cuatro hijos. Las Escrituras mencionan a tres de ellos: Agripa, Berenice y Drusila (Guerras 2:11, 6; Hch. 25:13; 24:24). (Ver AGRIPA).

(d) HERODES AGRIPA II.

Era hijo de Herodes Agripa I, bisnieto de Herodes el Grande, y hermano de dos mujeres de mala reputación, Berenice y Drusila (Guerras 2:11, 6). A la muerte de su padre, en el año 44 d.C., tenía 17 años, y vivía en Roma, habiéndose criado en la corte imperial (Ant. 19:9). A causa de su juventud, Claudio fue disuadido de ponerlo en el trono de su padre. Se encomendó el gobierno de Judea a un procurador, y Agripa quedó en Roma. Apoyó con éxito a los embajadores judíos que reclamaron del emperador la autorización para controlar el cargo de sumo sacerdote (Ant. 20:1, 1). Al morir Herodes rey de Calcis y tío de Agripa, alrededor del año 48 d.C., el emperador Claudio dio a Agripa este pequeño reino, situado sobre el flanco occidental del Antilíbano (Ant. 20:5, 2; Guerras 2:12, 1). Es así que Agripa recibió el título de rey. Poco después, se le otorgó la tetrarquía de Felipe, que comprendía la Batanea, Traconítide, Gaulanítide, la tetrarquía de Lisanias y la provincia de Abilene (Ant 20:7,1; Guerras 2:12, 8).

Las relaciones incestuosas con su hermana, Berenice, empezaron entonces a ser causa de escándalo (Ant. 20:7, 3). Después que Festo sucediera a Félix como procurador de Judea, Agripa, acompañado de Berenice, se dirigió a Cesarea para visitarlo. Pablo estaba entonces encarcelado. Festo enteró al rey del proceso abierto contra Pablo y, al día siguiente, se permitió al apóstol que hiciera su defensa ante el procurador, el rey, y Berenice. Pablo fue reconocido inocente, pero había ya apelado al César (Hch. 25:13-26:32).

Al comenzar los motines que llevaron a la guerra y a la destrucción de Jerusalén, Agripa se esforzó en disuadir a los judíos de que opusieran resistencia armada al procurador Floro y a los romanos (Guerras 2:16, 2-5; 17:4; 19:3). Cuando se desató la guerra, Agripa combatió al lado de Vespasiano y fue herido en el asedio de Gamala (Guerras 3:9, 7 y 8; 10:10; 4:1, 3). Después de la caída de Jerusalén, se retiró a Roma junto con Berenice, donde le fue dado el cargo de pretor. Murió en el año 100 d.C.


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