Dicotiledónea de la familia de las moráceas.

Árbol que da un delicioso fruto (véase HIGO; cfr. Jue. 9:10; Nm. 13:23).

En heb. se usa el mismo término para denotar el árbol y el fruto, t'ënãh, en tanto que en gr. el árbol se llama «syke» y el fruto es «sykon».

La higuera es originaria de Asia occidental. Cuando es joven, sólo lleva fruto si está en un suelo rico (Lc. 13:6-9). Al envejecer, la higuera degenera rápidamente; descuidada, no produce mucho (Pr. 27:18). En primavera, la higuera da sus higos tempranos antes de cubrirse de hojas, sobre las ramas crecidas el año anterior, y reciben el nombre de «pag» (higos verdes, cfr. Cnt. 2:13). Si el árbol no tiene higos verdes cuando aparece el follaje, no habrá higos.

La higuera es un árbol muy apreciado; la Biblia lo menciona en muchas ocasiones junto a la vid (Dt. 8:8; Sal. 105:33; Jer. 5:17; Jl. 1:12). La expresión «debajo de su parra y debajo de su higuera» es sinónimo de prosperidad y seguridad (1 R. 4:25; Mi. 4:4; Zac. 3:10).

La altura de la higuera cultivada («Ficus carica») varía entre 6 y 9 m. Las hojas, que aparecen al final de la primavera y que caen al aproximarse el invierno, miden frecuentemente de 20 a 25 cm. de longitud.

La higuera es usada por el Señor como emblema de Israel, y la maldición de la higuera estéril (Mr. 11:12-17) constituye una parábola: el pueblo no había respondido al llamamiento del Señor, que por ello anuncia su juicio. Este árbol tenía las hojas que vienen con los primeros frutos; aunque, como señala Marcos, «no era tiempo de higos» (del verano, la verdadera cosecha), hubiera debido tener al menos los higos verdes de la primavera. La presencia de las hojas sin el fruto es indicación de la profesión religiosa de Israel sin fruto, y constituye una solemne advertencia acerca del peligro del nominalismo religioso en general. Según la profecía, la higuera de Israel deberá reverdecer al final de los tiempos. Es en este sentido que muchos intérpretes entienden Mt. 24:32-33.


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