En el hebreo del Antiguo Testamento la palabra «interés» se dice «nesek», que literalmente se traduce por «bocado». A veces se emplea otra palabra, «tarbit», que significa «recargo» o también «suplemento». En el uso de estas dos palabras no hay gran diferencia.

En varios pasajes se da la prohibición específica de no cobrar interés alguno por dinero o por otros bienes que se prestan a los demás (Éx. 22:24; Dt. 23:20; Lv. 25:35-38). Esta prohibición se incorporaba también a los años jubilares.

Los profetas son todavía más exigentes, al decir que quien presta dinero a interés es un malvado (Ez. 18:17). El libro de los Proverbios, aun reconociendo la institución del préstamo a un cierto interés, llama la atención a las consecuencias desastrosas que de él pudieran seguirse (Pr. 28:8).


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