La forma de los libros antiguos era la de un largo rollo con una vara a cada extremo. Estas varas servían para ir enrollando un extremo mientras se desenrollaba el otro en el curso de la lectura del libro. Antes de poder volver a leer el libro tenía que invertirse la operación. Se hacían de pieles, y por lo general se escribía solamente sobre un lado. El término «escrito por ambos lados» mostraría un registro total (Ez. 2:9, 10; Ap. 5:1). La forma de rollo explica que un libro podía tener varios sellos, arrollándose una porción del libro, y fijándose un sello; arrollando otra sección, otro sello, etc., como aparece con el libro mencionado en Apocalipsis (Ap. 5:1 ss.).

En las naciones de la antigüedad, los registros se guardaban escritos en cilindros o tabletas de piedra, o sobre tabletas de arcilla, que eran después secadas o cocidas. Se han hallado muchas de estas tabletas en excavaciones llevadas a cabo en Nínive, Babilonia y muchos otros lugares. Cuando Esdras estaba trabajando en la reconstrucción de la ciudad y del Templo de Jerusalén, sus oponentes escribieron al rey de Persia pidiendo que se buscara en «el libro de las memorias» como confirmación de su acusación de que Jerusalén había sido una ciudad rebelde (Esd. 4:15). Indudablemente, «el libro de las memorias» era una colección de tabletas de piedra o de barro cocido. se han encontrado verdaderas bibliotecas de tabletas en diversas excavaciones por todo Oriente Medio (véanse MARDIKH, AMARNA, UGARIT, etc.).

El término «libro» se usa simbólicamente del contenido del libro, como profecías o predicciones. Ezequiel y Juan recibieron la orden de comerse unos libros que les fueron presentados (Ez. 2:8, 9; 3:1-3; Ap. 10:9; cfr. Jer. 15:16). También se usa simbólicamente de los registros que se escriben en un libro acerca de los hombres (Sal. 56:8; Dn. 7:10; Mal. 3:16; Ap. 20:12). En la Biblia se mencionan varios libros que han desaparecido:

(A) Las batallas de Jehová (Nm. 21:14). La cita dada es poética, de manera que el libro puede haber sido una colección de odas debida a Moisés acerca de las batallas de Jehová.

(B) Libro de Jaser (Jos. 10:13; 2 S. 1:18). Estas citas son también de poesía.

(C) Libro de Samuel sobre «las leyes del reino» (1 S. 10:25), que fue guardado delante de Jehová.

(D) El libro de los hechos de Salomón (1 R. 11:41), probablemente los registros oficiales del reino.

(E) Los libros de Natán, Gad, Ahías e Iddo, acerca de los hechos de David y de Salomón, que eran indudablemente registros públicos de la nación, con los que estaban asociadas las profecías de Ahías y las visiones de Iddo (1 Cr. 29:29).

(F) El libro del profeta Semaías (2 Cr. 12:15).

(G) El libro de Jehú (2 Cr. 20:34).

Estas referencias muestran que cuando se redactaron las partes históricas del AT, había información adicional acerca del reino en los libros mencionados, si se hubiera querido obtener, pero que no había motivos especiales para incluir en el registro divino.


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