Se usa esta parte del hombre para prefigurar el asiento de la fortaleza. También se habla de los lomos como la procedencia de los descendientes (Gn. 35:11; He. 7:10). Para emprender acciones o actividades, se ceñían los lomos. Dios le dice a Job: «Ahora ciñe, como varón, tus lomos» (Jb. 38:3). En su conflicto contra los espíritus malvados en las regiones celestes, el cristiano es exhortado a ceñirse los lomos con la verdad (Ef. 6:14).


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