Material procedente de los colmillos de elefante, hipopótamo, morsa y otros animales. En heb.: «shen», diente, o «shenhabbîm», nombre compuesto cuyo elemento «habbîm» significa probablemente «elefantes».

La primera mención del marfil en la Biblia se halla en el pasaje relatando los largos viajes de las naves de Salomón (1 R. 10:22; 2 Cr. 9:21), probablemente a la India; de marfil se hizo un trono para el soberano (1 R. 10:18). Más tarde, cuando Jerusalén se vio sumida en el lujo, se hacían camas de marfil (Am. 6:4), y había incluso casas adornadas o recubiertas de este precioso material (1 R. 22:39; Am. 3:15; Sal. 45:9). Se menciona como adorno de las naves fenicias (Ez. 27:6). Etiopía suministraba también marfil a los pueblos de la antigüedad (Herodoto 3:97, 114).


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