(aram.: «dama, señora»).

Hermana de María y de Lázaro de Betania (Jn. 11:1, 2), todos ellos muy adictos a Jesús. Marta quiso testimoniarle su afecto recibiéndolo de una manera digna. María, más contemplativa que su hermana, sólo deseaba escuchar al Señor. Marta pidió a Jesús que la reprendiera. El Señor le hizo comprender a Marta que el hambre espiritual de sus discípulos era más importante que las cargas que asumieran en devoción (Lc. 10:38-42). Las dos hermanas tenían una fe viviente (Jn. 11:21-32). La casa que ellos tenían en Betania recibe el nombre de «casa de Marta» (Lc. 10:38). Durante otra comida en casa de Simón el leproso en Betania (Mt. 26:6; Mr. 14:3), estaba presente Lázaro, y de nuevo hallamos a Marta sirviendo. Ésta fue la ocasión en que María ungió los pies de Jesús (Jn. 12:1-3). De estos hechos se puede deducir que Marta podía ser la esposa o viuda de Simón el leproso.


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