(a) Tema de la profecía; el destino de Nínive (Nah. 1:1).

El profeta declara con vigor que Jehová es un Dios celoso, vengador, pero también un refugio para aquellos que se confían en Él (Nah. 1:2-8). Exhorta al pueblo a apartarse de los detractores de Jehová, que preconizan el abandono de su culto (Nah. 1:9-11). El profeta proclama el inmutable objetivo de Dios: la liberación de su pueblo (Nah. 1:12-14). Apremia a Israel a que permanezca fiel a Jehová y a que practique su culto (Nah. 1:15), y describe a continuación la ruina del imperio opresor. Nahum representa de manera gráfica el asedio de Nínive (Nah. 2:1-10), morada de leones (Nah. 1:11-13); afirma que el juicio cae sobre ella a causa de su desenfreno (Nah. 3:1-4). La ciudad recibirá castigo como lo recibiría una prostituta (Nah. 3:5-7); no vale más que No-amón (Tebas), que fue deportada (Nah. 3:8-10), y sufrirá la misma suerte que ella (Nah. 3:11-19).

Esta profecía tiene como preludio una especie de poema alfabético (Nah. 1:2-15). No se trata, empero, de un salmo acróstico ordinario (como, p. ej., el Sal. 119) en el que cada estrofa comienza con una letra distinta siguiendo el orden alfabético. Nahum se sirve de una secuencia fonética para introducir los temas en lugar de estrofas. Los sonidos se van sucediendo, separadamente, o en grupos, y añaden a la majestad del discurso. En heb., el oído se hace consciente, placenteramente, de esta sonoridad. Dice Smith de Nahum: «El lenguaje es intenso y brillante; el ritmo, vigoroso y oscilante, centelleante como los carros y los jinetes que describe. »

(b) División.

El libro se divide en dos secciones: el capítulo 1 describe la majestad de Dios; los capítulos 2 y 3 contienen el juicio sobre Nínive.

(A) El profeta hace unas afirmaciones doctrinales acerca de Jehová. La primera verdad fundamental es que Dios, si bien es lento para la ira, lanza sin embargo la venganza sobre los adversarios (Nah. 1:2-3). El profeta expone a continuación el majestuoso poder de Dios en la naturaleza: está presente en medio del torbellino, en la tempestad; las nubes son el polvo de Sus pies (Nah. 1:3). A Su amenaza se seca el mar, la vegetación se agosta (Nah. 1:4); montes y collados se derriten ante Su presencia (Nah. 1:5); nadie sabría cómo resistir Su cólera (Nah. 1:6). La bondad de Jehová es grande hacia Su pueblo, al que Él conoce bien (Nah. 1:7); pero Él sabrá destruir a Sus enemigos (Nah. 1:8).

(B) El profeta basa su predicción sobre las verdades que acaba de exponer. Repite que es en vano intentar resistir a Jehová. Ya lo ha dicho al principio bajo forma de pregunta (Nah. 1:9), y a continuación repite la conclusión del versículo 8. Nahum predice acto seguido la liberación del pueblo de Dios (Nah. 1:14). Por fin, y dentro de la línea precedente, el profeta exhorta a Judá a proseguir la celebración del culto de Jehová (Nah. 1:15). Este versículo 15 sirve de transición entre las dos secciones.

El ardiente verbo de Nahum no contempla a Jerusalén, sino a Nínive. El profeta reconoce, en la inminente aniquilación de Asiria, la mano del Dios que dirige el curso de la historia. Durante dilatados siglos, Asiria había oprimido a todos los pueblos de Asia occidental. Los sufrimientos y la desesperanza que vinieron a los hebreos, como a sus vecinos, les fueron de ayuda para comprender algo de la solidaridad humana. Amós y Oseas habían dicho a sus oyentes que serían asediados y deportados. En sus mismas inscripciones, los asirios se gloriaban de sus hazañas guerreras, de sus conquistas y de sus crueldades. Nahum profetizó cómo llegaría el castigo y el fin de Nínive.

Bibliografía:

Darby, J. N.: «Nahum», en Synopsis of the Books of the Bible, vol. II, págs. 524-527 (Bibles and Publications, Montreal, 1970);

Feinberg, C. L.: «Nahum», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Pub. Portavoz Evangélico, Grand Rapids, en preparación; hay edición inglesa: Wycliffe Bible Commentary, Moody Press, Chicago, 1962);

Fraser, A.: «Nahum», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977);

Freeman, H. E.: «Nahum, Sofonías, Habacuc, profetas menores del siglo VII» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980);

Kelly, W.: «The Minor Prophets» (C. A. Hammond, Londres, 1874, reimpr. s/f).


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