El heb. «N'bõ» proviene del ac. «Nabû» («llamar, anunciar»), nombre de un dios babilónico. El término geográfico podría indicar que este lugar fue uno de los centros del culto a Nebo; podría también provenir del ár. «naba'a» (ser elevado) que implica la altura.

Uno de los picos de los montes de Abarim, frente a Jericó (Nm. 33:47; Dt. 32:49) y, aparentemente, la cumbre de la cadena del Pisga (Dt. 34:1). Localización probable: el Jebel en-Nebã, a 13 Km. al este de la desembocadura del Jordán. De hecho, especialmente desde la altura llamada Ras Siaghah, se puede ver, en días claros, la cadena del Hermón, a cuyo pie se extendía Dan. Se ven también las alturas de Neftalí, las colinas de Efraín y de Judá; más allá del Carmelo el azul del Mediterráneo; la depresión meridional, el mar Muerto, y el valle del Jordán.


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