La siembra comenzaba en la época de las lluvias de octubre (véase TIEMPO). La Ley exigía la pureza de las semillas (Lv. 11:37-38). En ocasiones, cuando el terreno lo permitía, el sembrador lanzaba el grano delante de la yunta que tiraba del arado, que actuaba a continuación cubriendo las semillas. Se estimaba que la mejor manera de sembrar el trigo era en hilera (Is. 28:25). Estaba prohibido sembrar semillas de especies mezcladas (Lv. 19:19; Dt. 22:9), pero sí se permitía cultivar diversas especies de plantas en el mismo campo, siempre que se agruparan por especies. También estaba prohibida la mezcla de animales por hibridación, lo mismo que la mezcla de Israel con las razas idólatras (Dt. 7:3; cfr. 2 Co. 6:14-18).

La figura de la semilla se usa en varias ocasiones:

  • (a) de la Palabra de Dios (Lc. 8:11);
  • (b) del cuerpo del creyente, que es plantado como semilla en la muerte con vistas a la resurrección (1 Co. 15:35-49);
  • (c) de Cristo en Su muerte y sepultura como grano de trigo sembrado con mucho fruto en Su resurrección (Jn. 12:24) y 
  • (d) también de Cristo como descendencia de la mujer que había de destruir el poder de la serpiente (Gn. 3:15) y descendencia de Abraham en quien serán benditas todas las naciones (Gn. 22:18; 26:4) y familias de la tierra (Gn. 28:14)

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