Serpiente de metal que Moisés fijó sobre una asta en el desierto. Los israelitas que eran mordidos por serpientes ardientes eran invitados a volverse hacia esta figura y a mirarla, en base a la Palabra dada por Dios de que el que esto hiciera viviría (Nm. 21:8-9). Más tarde, los israelitas hicieron de ella un ídolo, que Ezequías rompió y deshizo; había recibido el nombre de «N'hushtan» (bronce) (2 R. 18:4). Jesús explicó el sentido espiritual de la crucifixión que iba a sufrir comparándose con la serpiente de bronce levantada por Moisés (Jn. 3:14-15). Cristo, hecho pecado por nosotros, fue levantado sobre el madero de la Cruz y llevó la maldición en nuestro lugar. Todos aquellos que por el veneno del pecado debían morir son salvos si dirigen a Él su mirada de fe (2 Co. 5:21; 1 P. 2:24; Ez. 45:22).


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