Siervo o esclavo de Saúl. Fue liberado (Ant. 7:5, 5), y vino a ser padre de una numerosa familia, teniendo sus propios servidores (2 S. 9:10). Por orden de David, Siba, sus hijos y sus servidores debieron servir a Mefi-boset, nieto de Saúl, y cultivar sus tierras (2 S. 9:9-12). Cuando la revuelta de Absalón empujó a David a abandonar Jerusalén, Siba fue a su encuentro con dos asnos cargados de víveres para el rey. Dijo a David que Mefi-boset se había quedado en Jerusalén con la esperanza de recobrar el reino de Saúl. David declaró entonces que los bienes de Mefi-boset pasarían a Siba (2 S. 16:1-4). Después de la muerte de Absalón, cuando David iba a cruzar el Jordán para volver a Jerusalén, Siba y su casa fueron a dar la bienvenida al rey (2 S. 19:17). Mefi-boset, en señal de duelo, había descuidado su persona durante todo el tiempo de la ausencia del rey. Fue ante él, quejándose de haber sido víctima de las calumnias de Siba. David le dio la mitad de las tierras, dejando el resto a Siba (2 S. 24-30).


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