«hombro».

Importante ciudad fortificada (Gn. 33:18; cfr. Gn. 34:20) cerca del monte Gerizim (Jue. 9:7) en la región accidentada de Efraín (Jos. 20:7). Abraham acampó cerca de Siquem (Gn. 12:6). Los cananeos ocupaban entonces el país, pero el Señor reveló a Abraham que aquélla era la tierra prometida a él y a su descendencia. Jacob, al volver a Canaán, encontró una tribu de heveos instalada en Siquem (Gn. 34:2). Compró un terreno de esta tribu (Gn. 33:18, 19), donde más tarde serían sepultados los restos mortales de José (Jos. 24:32). El texto actual de Hch. 7:16 atribuye esta compra a Abraham, cuando adquirió la cueva de Macpela. Simeón y Leví, para vengar el ultraje hecho a Dina, hermana de ellos, quebrantaron el pacto concertado con los moradores de Siquem, e hicieron una matanza, saqueando la ciudad a continuación (Gn. 34:25-29; 48:22). Su padre desaprobó enérgicamente este proceder (Gn. 34:30; 49:5-7). Los hijos de Jacob hacían pastar sus rebaños cerca de Siquem (Gn. 37:12, 13). Las tribus de Israel se reunieron solemnemente en el valle de Siquem para escuchar la lectura de la Ley de Jehová (Jos. 8:30). Los confines de Efraín y de Manasés se hallaban cercanos a Siquem (Jos. 17:7), que vino a ser una ciudad de refugio, asignada a los levitas (Jos. 20:7; 21:21). En Siquem convocó Josué a todo Israel para dirigirles las últimas exhortaciones (Jos. 24:1).

En la época de los Jueces, un templo erigido en Siquem perpetuó el culto de Baal-berit (Jue. 8:33; 9:4). Abimelec, hijo de Gedeón y de su concubina de Siquem, dominó tres años sobre Israel, gracias al apoyo de los habitantes de Siquem (Jue. 9:1, 3, 6), que pronto, sin embargo, se levantaron contra él (Jue. 9:23). Abimelec destruyó entonces la ciudad, arrasándola (Jue. 9:45). En Siquem las diez tribus rechazaron a Roboam y proclamaron a Jeroboam como rey sobre Israel (1 R. 12:1-19). Este soberano fortificó Siquem, que fue su capital durante un cierto tiempo (1 R. 12:25). Sobrevivió a la caída del reino del norte (Jer. 41:5), y vino a ser la principal ciudad de los samaritanos (Ec. 50:26; Ant. 11:8, 6). Juan Hircano se apoderó de ella (Ant. 13:9, 1).

Siquem, que en la actualidad se llama Naplusa, se halla a alrededor de 50 Km. al norte de Jerusalén, y a 9 al sureste de Samaria, en un valle limitado al norte por el monte Ebal y al sur por el monte Gerizim. El valle se llamaba Mabatha, desfile. Se trata de una garganta que comunica el litoral con la cuenca del Jordán. Vespasiano acampó una noche en Siquem, mientras conducía su ejército de Emaús a Jericó (Guerras 4:8, 1). Reconstruida después de la guerra contra los judíos, Siquem recibió el nombre de Flavia Neápolis, en honor de Flavio Vespasiano, entonces emperador. El nombre de Neápolis subsiste bajo la forma de Naplusa. La colonia primitiva se hallaba probablemente en el extremo oriental del valle, en Tell Balãta, donde hay unas sólidas y gruesas murallas. La moderna localidad se halla en el extremo occidental de la garganta, a 570 m. por encima del nivel del mar. Naplusa ocupa el fondo del valle, en su punto más angosto, donde hay sólo 91 m. entre ambas montañas. La ciudad sube por la ladera del Gerizim hasta la base del rocoso muro. En Naplusa y en sus alrededores sigue viviendo una pequeña comunidad samaritana.


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