El sudor aparece sobre el cuerpo como reacción para eliminar exceso de calor o de una energía consumida en un esfuerzo penoso, restableciendo su equilibrio térmico gracias al calor consumido en la evaporación del sudor. En medicina se conoce una forma especial de sudor, el sudor de sangre (hematidrosa, o diapedesis), en el que, a consecuencia de una emoción violenta o una gran excitación mental, los corpúsculos sanguíneos escapan de los vasos sanguíneos sin romperlos, y atraviesan los poros de la piel. Durante la agonía en Getsemaní, el sudor de Cristo caía a tierra en grandes gotas de sangre (Lc. 22:44). Ello ilustra Su honda ansiedad ante la terrible prueba que Él, santo y sin mancha, iba a sufrir, al ser hecho pecado y maldición por nosotros en la Cruz (2 Co. 5:21; Gá. 3:13).


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