Divinidad babilónica.

Las antiguas tradiciones orales acerca de Tamuz fueron consignadas en sumerio. Era adorado en Babilonia, Asiria, Fenicia y Palestina. Su nombre vino a ser el del cuarto mes del año semítico (véase TIEMPO). Era considerado el protector de la agricultura y de los rebaños. Tamuz era representado como muriendo cada año, renaciendo a la vida en la primavera, durante las crecidas que vivificaban la vegetación.

El profeta Ezequiel tuvo una visión acerca de los judíos que practicaban el culto a Tamuz: unas mujeres, sentadas a la puerta septentrional del Templo, lloraban la muerte de este dios (Ez. 8:14).

Cirilo de Alejandría y Jerónimo asimilaron Tamuz al Adonis fenicio y sirio. En junio, época calurosa que seca los cultivos, las mujeres lloraban la desaparición de Adonis, y se lanzaban a su búsqueda. Este culto comportaba ritos inmorales. (Véase DIVINIDADES PAGANAS, b.)


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