Tenía lugar en el primer día del mes séptimo. Debía ser «día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación». No debían hacer aquel día trabajo servil alguno, y debían ofrecer ofrenda encendida a Jehová (Lv. 23:23-25). Indicaba una renovación de bendición, y era seguida por el día de la expiación y la fiesta de los tabernáculos aquel mismo mes. Constituye un tipo del futuro día del despertamiento de Israel, cuando será inminente el derramamiento de bendiciones sobre la nación. (Véase FIESTAS.)


Elija otra letra: