Toda sustancia vegetal, animal o mineral que, introducida en un organismo vivo, le produzca perturbaciones que pueden llegar a ser mortales (2 R. 4:39, 40; Ro. 3:13).

Hay dos términos heb, que denotan el veneno de serpientes:

  • (a) «Hemah», calor intenso (Dt. 32:24, 33; Sal. 58:4), término que denota asimismo una pasión ardiente, y la fiebre debida al veneno.
  • (b) «Ro'sh» (Dt. 32:33; Jb. 20:16), veneno, y también hierba amarga (véase HIEL).

En Job 6:4 se hace, sin duda, alusión a la antiquísima costumbre de envenenar flechas (Odisea 1:261, 262; Plinio, Historia Natural 11:115; 18:1). También había venenos de origen vegetal, como un extracto de tejo (Historia Natural 16:20). Los galos empleaban una planta venenosa, el limeum, que pasaba por ser mortal para las fieras (Hist. Nat. 27:76). El empleo de veneno con propósitos criminales estaba en boga en el mundo romano y en la antigüedad en general (2 Mac. 10:13; Ant. 17:4, 1). Esta odiosa práctica penetró en Judá y en oriente (Mr. 16:18), pero no se menciona mucho en la Biblia, lo que prueba que esta manera de actuar no era corriente entre los judíos.


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