Y el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este árbol sicamino: Sé arrancado de raíz, y plántate en el mar, y te obedecerá.

Los hijos del mundo se esfuerzan literalmente por escandalizar, ofender con la intención deliberada de herir y de inducir al pecado. Pero entre los cristianos sucede también, y con frecuencia, que un hermano ofende al otro, lo aflige por algún pecado no premeditado o en un momento de debilidad. Por eso deben tener cuidado, deben estar en todo momento atentos a sí mismos, no sea que ellos mismos se hagan culpables y escandalicen a un hermano.

Y si un hermano ofende en cualquier aspecto, el cristiano que sabe del pecado debe amonestarlo seriamente, Matteo 18:21 . Tan pronto como el hermano se arrepienta de su pecado, el cristiano debe perdonarlo, total y libremente, aunque el mismo proceso se repita siete veces al día. El corazón de los creyentes debe participar de la naturaleza de Dios y de Cristo, o de Dios en Cristo, que no conoce fin ni límite.

Siempre que llega la confesión: Lo siento, entonces se debe dar la seguridad a cambio de que el asunto está perdonado. tal La medida de amor por el hermano descarriado, es cierto, requiere una cantidad inusual de amor y, por lo tanto, una cantidad correspondiente de fe. Los apóstoles estaban conscientes de ese hecho; tal como estaban las cosas entonces, difícilmente se creían a la altura de la tarea propuesta por Cristo. Y así, después de reflexionar sobre la amonestación por un tiempo, le pidieron a Él que aumentara su fe.

Esta oración es necesaria para todo cristiano todos los días, si quiere que su amor esté a la altura de las muchas exigencias que se le imponen. La fe debe crecer al mismo ritmo que el amor. El cristiano buscará cada vez con mayor diligencia, se sumergirá cada vez más en las profundidades del amor de Dios en Jesús Salvador. Sólo así podrá practicar el perdón hacia su hermano que exige el discipulado de Cristo.

El Señor aprovechó la ocasión para extenderse sobre uno de Sus temas favoritos, el de la fuerza de la fe. Si tuvieran una fe tan grande como la semilla de una planta o un árbol de mostaza, tendrían el poder de decirle a la higuera, a la morera o al sicomoro que está delante de ellos, que se arrancara de raíz y se plantara en el mar, y obedecería sin dudarlo. Nota: Crecer en la fe, en el poder de la fe, debe ser la ferviente ambición de todo cristiano. La oración sincera al Señor, la confianza inquebrantable en sus promesas, la contemplación constante de su Palabra: esos son los métodos por los cuales se puede lograr el crecimiento en la fe.

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