La mujer era griega, sirofenicia de nación; y ella le rogó que echara fuera el demonio de su hija.

Dado que aparentemente era imposible encontrar descanso y ocio para la enseñanza relacionada en la vecindad del Mar de Galilea, Jesús se levantó de allí, de la ciudad de Cafarnaúm, donde había tenido el encuentro con los fariseos. Llegó un período de deambular lejos de los lugares habituales, de marcharse con la intención de permanecer fuera algún tiempo. Véase 10:1. Pasó a la vecindad, a la región de Tiro, a la región entre Tiro y Sidón.

Aunque el antiguo país de Fenicia, desde la conquista por Pompeyo, pertenecía a Siria, había poco trato entre este país y Palestina y poco amor perdido entre sus habitantes. Jesús fue a este país con sus discípulos, no con el propósito de llevar a cabo las labores de su ministerio, sino para ganar tiempo para la necesaria relación con sus discípulos, ya que su preparación teológica estaba lejos de ser completa, como lo demostró el reciente incidente.

Quería permanecer desconocido en esta lejana región. Pero le era imposible llevar a cabo Su programa como estaba planeado, porque Su fama lo había precedido, probablemente por medio de la gente que había bajado a verlo durante. Su gira por Galilea, capítulo 3:8. También había un camino de caravanas desde Galilea, y las noticias sobre el profeta de Galilea fácilmente podrían haber viajado junto con los mercaderes. No podía permanecer escondido, aunque entró y quizás se quedó por un tiempo en una casa de esa región.

Muy pronto una mujer escuchó de Su presencia en el vecindario que tenía gran necesidad de Su ayuda. Aunque era griega, de raza sirofenicia, había conocido las esperanzas y expectativas de los judíos, y por su propia persona había llegado a la conclusión de que este hombre era el Señor, el Mesías, que había sido prometido a los Gente judía. Ahora su hija pequeña tenía un espíritu inmundo y maligno, ella era una demoníaca, y su madre decidió pedir ayuda a Cristo.

Estar seguros de la identidad de Jesús como el verdadero Auxiliador en cada dificultad, confiar en su disponibilidad para ayudar y pedirle solo a Él la asistencia y la satisfacción de cada necesidad, esa es la esencia de la confianza fiel. Vino a Jesús, se postró a sus pies en actitud de súplica de adoración; ella le rogó que se compadeciera de ella y de su pequeña hija, para sanar a la niña de su terrible aflicción.

Continua dopo la pubblicità
Continua dopo la pubblicità