Deuteronomio 5:1-33

1 Moisés llamó a todo Israel y les dijo: “Escucha, Israel, las leyes y decretos que proclamo hoy a sus oídos. Apréndanlos y tengan cuidado de ponerlos por obra.

2 El SEÑOR nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb.

3 No fue solo con nuestros padres que el SEÑOR hizo este pacto, sino también con nosotros, nosotros que estamos aquí hoy, todos vivos.

4 Cara a cara habló el SEÑOR con ustedes en el monte, de en medio del fuego.

5 Yo estaba entonces entre el SEÑOR y ustedes, para declararles la palabra del SEÑOR; porque ustedes tuvieron temor del fuego y no subieron al monte. Entonces él dijo:

6 ‘Yo soy el SEÑOR tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud:

7 “‘No tendrás otros dioses delante de mí.

8 “‘No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo ni abajo en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra.

9 No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto; porque yo soy el SEÑOR tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen.

10 Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos.

11 “ ‘No tomarás en vano el nombre del SEÑOR tu Dios, porque el SEÑOR no dará por inocente al que tome su nombre en vano.

12 “ ‘Guarda el día del sábado para santificarlo, como te ha mandado el SEÑOR tu Dios.

13 Seis días trabajarás y harás toda tu obra,

14 pero el séptimo día será sábado para el SEÑOR tu Dios. No harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el forastero que está dentro de tus puertas; para que tu esclavo y tu esclava descansen como tú.

15 Acuérdate de que tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que el SEÑOR tu Dios te sacó de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por eso el SEÑOR tu Dios te ha mandado que guardes el día del sábado.

16 “ ‘Honra a tu padre y a tu madre, como el SEÑOR tu Dios te ha mandado, para que tus días se prolonguen y te vaya bien en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.

17 “ ‘No cometerás homicidio,

18 ni cometerás adulterio,

19 ni robarás,

20 ni darás falso testimonio contra tu prójimo,

21 ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo’.

22 “Estas palabras habló el SEÑOR a gran voz a toda su congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, y no añadió más. Luego las escribió en dos tablas de piedra, y me las dio a mí.

23 “Aconteció que cuando oyeron la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte ardía en fuego, se acercaron a mí todos los jefes de sus tribus y sus ancianos.

24 Entonces dijeron: ‘He aquí, el SEÑOR nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego. En este día hemos visto que Dios habla al hombre, y que este puede quedar vivo.

25 Pero, ¿por qué hemos de morir, ya que este gran fuego nos consumirá? Si volvemos a oír la voz del SEÑOR nuestro Dios, moriremos.

26 Porque, ¿quién es el ser humano para que oiga, como nosotros, la voz del Dios vivo que habla de en medio del fuego, y aún viva?

27 Acércate tú, y escucha todo lo que dice el SEÑOR nuestro Dios. Luego tú nos dirás todo lo que el SEÑOR nuestro Dios te haya dicho, y nosotros lo escucharemos y lo pondremos por obra’.

28 “El SEÑOR oyó las palabras de ustedes cuando me hablaban, y me dijo: ‘He oído las palabras que te ha hablado este pueblo. Está bien todo lo que han dicho.

29 ¡Oh, si tuvieran tal corazón que me temieran y guardaran todos mis mandamientos todos los días, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!

30 Ve y diles: Vuelvan a sus tiendas.

31 Pero tú, quédate aquí conmigo. Yo te diré todos los mandamientos, las leyes y los decretos que les has de enseñar, para que los pongan por obra en la tierra que les doy para que tomen posesión de ella’.

32 “Tengan cuidado, pues, de hacer como el SEÑOR su Dios les ha mandado. No se aparten a la derecha ni a la izquierda.

33 Anden en todo el camino que el SEÑOR su Dios les ha mandado, para que vivan y les vaya bien, y para que prolonguen sus días en la tierra que van a tomar en posesión.

UNA CONMEMORACION DEL PACTO EN HOREB.

1. Oye, Israel, los estatutos y derechos—Sea que esta repetición de la ley fuera hecha en una asamblea solemne, o, como piensan algunos, en una reunión de los ancianos como representantes del pueblo, es de poca importancia; fué dirigida o directa o indirectamente al pueblo hebreo como principios de su constitución peculiar como nación; y por lo tanto, como se ha hecho notar con razón, “la ley judía no tiene ninguna obligación sobre el cristiano, a menos que alguna parte de ella sea dada o mandada por Cristo Jesús; porque todo aquello que en esta ley esté de acuerdo con las leyes de la naturaleza, nos obliga, no por ser dada por Moisés, sino por virtud de una ley antecedente, común a todos los seres racionales”. (Bishop Wilson).

3. No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros—El sentido será “no con nuestros padres” solos, “sino con nosotros” también, si se supone que sea un “pacto” de gracia; o “no con nuestros padres” en ningún concepto, si la referencia se hace al establecimiento peculiar del pacto de Sinaí; a ellos no fué dada una ley como a nosotros, ni fué ratificado el pacto de la misma manera pública, y por las mismas sanciones solemnes. O, finalmente, “no con nuestros padres” que murieron en el desierto, por causa de su rebelión, y a quienes Dios no dió las recompensas prometidas sólo a los fieles; sino “con nosotros”, quienes, solos, hablando estrictamente, gozaremos de los beneficios de este pacto al entrar en posesión de la tierra prometida.

4. Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte—no en forma visible y corpórea, de la cual no hubo señal (cap. 4:12, 15), sino libre y familiarmente y de una manera tal, que no pudo haber duda de su presencia.

5. Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros—como el mensajero e intérprete de tu Rey celestial, acercando dos objetos que antes estaban alejados uno de otro a grande distancia, es decir, Dios y el pueblo (Efesios 2:13). En este carácter Moisés era un tipo de Cristo, que es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5), el mediador de un pacto mejor (Hebreos 8:6; Hebreos 9:15; Hebreos 12:24). para denunciaros la palabra de Jehová—no los diez mandamientos, porque ellos fueron proclamados por el divino Orador mismo, sino los estatutos y derechos que se repiten en la porción siguiente de este libro.

6-20. Yo soy Jehová tu Dios—La palabra “Jehová” es expresiva de existencia absoluta; y Dios, quien por autoridad natural como también por la relación pactada, tenía derecho de ejercer supremacía sobre Israel, tenía derecho soberano de establecer leyes para su gobierno. Los mandamientos que siguen, son, con pocas alteraciones verbales, los mismos decretados anteriormente (Éxodo 20), y en algunos hay una referencia distinta a aquella promulgación.

12. Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado—i. e., tenerlo en tu mente como institución sagrada de un decreto anterior y obligación perpetua.

14. porque descanse tu siervo y tu sierva como tú—Este es un motivo para la observancia del día de reposo diferente de aquel que se alega en Éxodo 20, donde se dice que el día está establecido como un recuerdo de la creación. Pero el añadir un motivo más para la observancia no indica contrariedad al otro; y se ha creído probable que, siendo bien conocido el propósito conmemorativo de la institución, el otro motivo se menciona especialmente en esta repetición de la ley, para asegurar el privilegio del descanso sabático para los siervos, del cual, en algunas familias hebreas, ellos habían sido privados. En este sentido, la referencia al período de la esclavitud egipcia (v. 15), cuando a ellos mismos no les era permitido observar el sábado ni como día de descanso ni de devoción pública, fué peculiarmente oportuna y significativa, bien adecuada para impresionarlos tanto en cuanto a sus negocios como a sus sentimientos.

16. que te vaya bien—Esta cláusula no aparece en Exodo, pero es admitida en Efesios 6:3.

21. No codiciarás la mujer de tu prójimo … la casa … la tierra—un cambio se ha hecho aquí en las palabras (Véase Éxodo 20), pero es tan pequeño (“mujer” colocado en la primera cláusula, y “casa” en la segunda) que no habría valido la pena mencionarlo, excepto que el intercambio prueba, contrariamente a la opinión de algunos críticos eminentes, que estos dos objetos están incluídos en uno y el mismo mandamiento.

22. no añadió más—(Éxodo 20:1). La preeminencia de estos diez mandamientos se manifiesta en que Dios los anunció directamente: otras leyes e instituciones fueron comunicadas al pueblo por la instrumentalidad de Moisés.

23-28. Y … llegasteis a mí—(Véase Éxodo 20:19).

29. ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen—Dios puede conocer tal corazón, y ha prometido darlo, siempre que se le pida (Jeremias 32:40). Pero el deseo que aquí se expresa de parte de Dios por la piedad y firme obediencia de los israelitas, no se les refería como a individuos, sino como nación, cuyo carácter y progreso tendrían una poderosa influencia sobre el mundo en general.

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