LIBRO DE JONAS

INTRODUCCION

JONAS fué hijo de Amital, de Gath-hefer en Zabulón (llamada Gith-hefer en Josué 19:10), de modo que pertenecía a las diez tribus, no a Judá. Su fecha debe ser tomada de 2 Reyes 14:25 : "El (Jeroboam II) restituyó los términos de Israel desde la entrada de Hamat, hasta la mar de la llanura, conforme a la palabra de Jehová Dios de Israel, la cual había él hablado por su siervo Jonás, hijo de Amitai, profeta que fué de Gath-hefer. Por cuanto Jehová miró la muy amarga aflicción de Israel: que no había guardado, ni desamparado, ni quien diese ayuda a Israel; y Jehová no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joas." Ahora, como esta profecía de Jonás fué dada en el tiempo cuando Israel estaba en el más bajo punto de depresión, "cuando no había guardado ni desamparado", es decir, preso (o esclavo) ni libre, ninguno que actuara como ayudador para Israel, no es posible que fuese dada durante el reinado de Jeroboam II, el cual se caracterizaba por la prosperidad, porque en dicho reinado Siria fué vencida en cumplimiento de la profecía, e Israel se levantó a su grandeza de antes. Debió ser, por lo tanto, en la primera parte del reinado de Joas, padre de Jeroboam, quien había hallado a Israel sujeta a Siria, pero la había levantado por las victorias que supo aprovechar después su hijo Jeroboam tan felizmente. De modo que Jonás fué el más primitivo de los profetas, cerca del tiempo de Eliseo, quien murió en el reinado de Joas, habiendo dado un poco antes de su muerte una señal profética de la triple derrota de Siria (2 Reyes 13:14). Oseas y Amós también profetizaron en el reinado de Jeroboam II, pero en la parte final de su largo reinado de 41 años. Las transacciones del libro de Jonás probablemente ocurrieron en la última parte de su vida; si es así, el libro no es mucho más antiguo que partes de los escritos de Oseas y de Amós. El uso de la tercera persona no es argumento alguno en contra de la idea de que Jonás mismo fuese el autor del libro; porque los escritores sagrados al nombrarse a sí mismos lo hacen en la tercera persona (véase Juan 19:26). No es el uso del tiempo pretérito (Juan 3:3 : "Ya Nínive era una ciudad sumamente grande") una prueba de que la grandeza de Nínive ya fuese antigua cuando se escribía el libro; se emplea simplemente para continuar la relación uniformemente: "la palabra de Jehová vino a Jonás—Jonás se levantó—y era Nínive grande" La mención de su grandeza prueba más bien que el libro fué escrito en una fecha temprana, antes de que los israelitas tuvieran aquél íntimo conocimiento de ella, que debieron tener después por las frecuentes incursiones asirias.

Tan temprano como Juliano y Porfirio, los paganos ridiculizaban la credulidad de los cristianos de creer el salvamento de Jonás por medio de un pez. Algunos ateos lo hacen derivar de la fábula pagana de la salvación de Andrómeda por Perseo de un monstruo marino (Hechos 2:4); o de la de Arión, el músico arrojado a la mar por los marineros y llevado salvo a la orilla por un delfín (Heródoto, 1:24); o de la de Hércules, quien cuando se puso a salvar a Hesíone, saltó dentro de las mandíbulas de un monstruo marino, y estuvo tres días en su vientre (Diódoro Sículo, 4:42; La Ilíada, 20:145; 21:442). Probablemente las fábulas paganas son vice versa, corrupciones de la sagrada narración, sí es que haya alguna conexión. Jerónimo afirma que cerca de Jafa había rocas señaladas como aquella a la cual fué atada Andrómeda, cuando fué expuesta al monstruo marino. Esta fábula sugiere la probabilidad, de que la historia de Jonás fuera transmitida a Grecia en una forma corrompida. Que la narración es historia, y no parábola, como lo representan los recionalistas, surge de la referencia a la misma por nuestro Señor, en la cual la existencia personal, el suceso milagroso, y el oficio profético de Jonás, se declaran implícitamente: "Señal no les será dada, sino la señal de Jonás profeta: porque, como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, asi estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra." El Señor reconoce la estada de Jonás en el vientre del pez como una "señal," eso es, un milagro real, típico de un evento similar en su propia historia; y da por sentada la ejecución de la comisión del profeta a Nínive; "Los hombres de Ninive … se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí, uno más grande que Jonás está aquí" (Mateo 12:39).

Le parece extraño a Kimch, siendo él mismo judío, que el libro de Jonás esté entre las Escrituras, como si la única profecía en ellas que concierne a Nínive, ciudad pagana, y que no hace mención de Israel, a la que hace referencia todo profeta. La razon de ello es dar una reprensión tácita para Israel: un pueblo pagano se dispuso a arrepentirse a la primera predicación de un profeta, para ellos extranjero; pero Israel, que se jactaba de ser el pueblo electo de Dios, no se arrepentía, aun cuando era amonestado por sus propios profetas en todas las épocas. Esto fué un rayo de luz anticipador del pleno amanecer de la "luz que alumbrará a los gentiles." Jonás es él mismo una extraña paradoja: un profeta de Dios, y con todo un fugitivo de Dios; un hombre ahogado y sin embargo vivo: un predicador del arrepentimiento, y no obstante uno que se queja del arrepentimiento. Pero Jonás, salvado de las garras de la muerte, al arrepentirse, fué el más apropiado para dar una esperanza a Nínive, condenada como ella estaba, de un compasivo aplazamiento del castigo, a condición de su arrepentimiento. La paciencia y misericordia de Dios, están en notable contraste con el egoísmo y la dureza del corazón del hombre.

Nínive en particular fué escogida para enseñar a Israel estas lecciones, a causa de ser ella la capital del entonces reino mundial, y porque estaba empezando a hacer sentir su poder sobre Israel. Nuestro Señor (Mateo 12:41) hace del arrepentimiento de Nínive un reproche para la impenitencia de los judíos de su día, lo mismo que Jonás provocó a celos a Israel (Deuteronomio 32:21) por el mismo ejemplo. La misión de Jonás a Nínive enseñaba que una ciudad pagana proporcionaba tan legítimo campo para las labores del profeta, como Israel, y campo que diera mucho más éxito (véase Amós 9:7).

El libro es una narración en prosa desde el principio hasta el fin, con excepción de la oración de acción de gracias del capítulo dos. Los caldeísmos en el original no prueban que sea espureo, ni que fuera de una época posterior, sino que eran naturales en el lenguaje de uno que vivía en Zabulón, sobre los limites del norte, de donde las peculiaridades aramaicas fácilmente surgirían; además, su mensaje a Nínive descuenta su conocimiento del asirio. Viviendo como vivía Jonás en una parte de Israel expuesta a las invasiones asirias probablemente estaba en la misma relación con Asiria, como Elías y Eliseo habían estado con Siria. La pureza del lenguaje denota la antigüedad del libro, y la probabilidad de ser escritura propia de Jonás. Ciertamente, ninguno sino Jonás pudo haber escrito o dictado detalles tan peculiares, conocidos solamente por él mismo.
La tradición que coloca la tumba de Jonás frente a Mosul, y la llama "Nebbi Junus" (eso es, profeta Jonás), originóse probablemente por haber sído ocupado por una iglesia cristiana o convento dedicado a él. (Layard.) Una tradición más antigua, del tiempo de Jerónimo, situó la tumba de Jonás en la villa nativa de él, en Gath-hefer.

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