Salmo 113:1-9

1 ¡Aleluya! ¡Alaben, oh siervos del SEÑOR, alaben el nombre del SEÑOR!

2 Sea bendito el nombre del SEÑOR desde ahora y para siempre.

3 Desde el nacimiento del sol y hasta donde se pone sea alabado el nombre del SEÑOR.

4 Alto sobre todas las naciones es el SEÑOR; sobre los cielos es su gloria.

5 ¡Quién como el SEÑOR nuestro Dios, el que mora en lo alto

6 y se humilla para mirar en el cielo y en la tierra!

7 Levanta del polvo al pobre, y al necesitado enaltece desde la basura

8 para hacerle sentar con los nobles, con los nobles de su pueblo.

9 Él hace habitar en familia a la estéril, feliz de ser madre de hijos. ¡Aleluya!

Salmo 113

La majestad de Dios contrastada con su condescendencia y sus benévolos tratos para con los humildes es digna de ser meditada e incita a la alabanza. Se dice que los judíos usaban este Salmo y los 114 a 118 en sus grandes fiestas, y los llamaban el Hallel Mayor, o himno mayor.

1-3. Las repeticiones enfáticas denotan sinceridad y celo. siervos—es decir, todo el pueblo de Dios. nombre de Jehová—sus perfecciones (5:11; 111:9). desde el nacimiento, etc.—en todo el mundo.

4-6. La exaltación de Dios engrandece su condescendencia;

7, 8. que se ilustra cada vez que eleva al pobre y menesteroso a un puesto de honor (cf. 1 Samuel 2:8; Salmo 44:26).

9. Cf. 1 Samuel 2:21. La esterilidad era considerada como una desgracia, y es un tipo de una Iglesia desamparada (Isaías 54:1). El hace, etc.—“El hace a la estéril de la casa (ama de la casa) la madre gozosa de hijos”.

Continúa después de la publicidad