Salmo 120:1-7

1 Canto de ascenso gradual. Al SEÑOR llamé estando en mi angustia y él me respondió.

2 Libra mi alma, oh SEÑOR, de los labios mentirosos y de la lengua fraudulenta.

3 ¿Qué se te dará, o qué te aprovechará, oh lengua engañosa?

4 ¡Afiladas flechas de guerrero con brasas de retama!

5 ¡Ay de mí, que soy peregrino en Mesec, y habito en las tiendas de Quedar!

6 Mucho tiempo ha habitado sola mi alma con los que aborrecen la paz.

7 Yo soy pacífico; pero cuando hablo ellos me hacen la guerra.

Salmo 120

Este es el primero de quince salmos (120-134) intitulados cada uno “Un cántico de Grados” (el 121—lit., un cántico para los grados), o de las subidas. Parece lo más probable que fueron compuestos para el uso del pueblo cuando subían (cf. 1 Reyes 12:27) a Jerusalén en ocasión de las fiestas (Deuteronomio 16:16) tres veces al año. El nombre de David aparece como autor de cuatro de ellos, Salomón parece ser el autor de uno (el 127), y los demás son anónimos, siendo compuestos probablemente después del cautiverio. En este Salmo el escritor reconoce la misericordia de Dios, suplica la liberación de un enemigo malicioso, cuyo castigo anticipa, y luego repite su queja.

2, 3. La calumnia y la falsedad de las que acusa a sus enemigos, presuponen la inocencia del salmista. labio—como en el Salmo 52:2, Salmo 52:4.

4. brasas de enebro—que retienen el calor por largo rato. Agudas saetas de valiente—inflicciones destructivas. Este versículo puede ser leído como una descripción de los perversos, pero más propiamente como el castigo de ellos, en respuesta a la pregunta del v. 3.

5. Una habitación de aquellas tierras lejanas da a entender su miserable condición.

6, 7. Mientras que los que le rodeaban eran maliciosos y hostiles, el era pacífico. Bien puede este Salmo ser el primero de una serie como éste, como un contraste con los goces prometidos del culto de Dios.

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