Salmo 125:1-5

1 Canto de ascenso gradual. Los que confían en el SEÑOR son como el monte Sion, que no se derrumba, sino que está firme para siempre.

2 Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así el SEÑOR está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.

3 Porque el cetro de la impiedad no reposará sobre la posesión de los justos, no sea que los justos extiendan sus manos a la iniquidad.

4 Haz bien, oh SEÑOR, a los buenos, a los que son rectos de corazón.

5 Pero a los que se apartan tras sus torcidos caminos, el SEÑOR los llevará junto con los que obran iniquidad. ¡Sea la paz sobre Israel!

Salmo 125

Dios honra la confianza de su pueblo con la protección y la liberación, pero abandona a los hipócritas a la condenación de los impíos.

1, 2. el monte de Sión—como emblema de permanencia, y la localidad de Jerusalén como una de seguridad, representan la condición firme y protegida del pueblo de Dios (cf. el Salmo 46:5), sostenido no sólo por la Providencia, sino también por la promesa del pacto. Aunque se vayan los montes, y las colinas sean removidas, sin embargo, la bondad de Dios no se apartará, ni será quitado su pacto de paz (Isaías 54:10). Los que confían—“Su pueblo” son.

3. Aunque Dios puede dejarlos por un tiempo bajo la vara o poder (Isaías 2:9), y la opresión de los inicuos para castigo, no los dejará ser probados de modo que caigan en pecado (1 Corintios 10:13). Los inicuos les serán sólo una vara de corrección, no una espada de exterminación; tampoco permitirá que tal vara permanezca (“repose”) sobre ellos, no sea que tentados desesperen y apostaten (1 Corintios 73:13). Acaso Dios probará a su pueblo en grado absoluto: cuando ya no haya nada delante de nuestros ojos sino la desesperación; entonces nos liberta y nos da vida en la muerte, y nos bendice en medio de la maldición (2 Corintios 1:8). (Lutero). la suerte—la posesión: lit., Canaán, espiritualmente, la herencia celestial de santidad y de delicia ordenada para los justos. El reinado del pecado no permanecerá para siempre entre el creyente y su herencia.

4. (Cf. el Salmo 7:10; Salmo 84:11).

5. Los que se apartan (bajo la prueba) permanentemente demuestran que son hipócritas, y su suerte, o porción, será con los inicuos (Salmo 28:3). perversidades—“caminos torcidos” (cf. Deuteronomio 9:16; Malaquías 2:8). “Sus” es enfático; las “perversidades” proceden de sus propios corazones. El verdadero Israel se distingue en esto del falso. La Escritura contradice en todas partes la ilusión judaica de que la mera descendencia externa salve (Romanos 2:28; Romanos 9:6; Gálatas 6:16). Distingue los desvíos del pecado del camino de la vida.

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