Salmo 24:1-10

1 Salmo de David. Del SEÑOR es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que lo habitan.

2 Porque él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos.

3 ¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Quién permanecerá en su lugar santo?

4 El limpio de manos y puro de corazón que no ha elevado su alma a la vanidad ni ha jurado con engaño.

5 Él recibirá la bendición del SEÑOR y la justicia del Dios de su salvación.

6 Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah

7 ¡Levanten, oh puertas, su cabeza! Levántense, oh puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.

8 ¿Quién es este Rey de gloria? ¡El SEÑOR, el fuerte y poderoso! ¡El SEÑOR, el poderoso en la batalla!

9 ¡Levanten, oh puertas, su cabeza! Levántense, oh puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.

10 ¿Quién es este Rey de gloria? ¡El SEÑOR de los Ejércitos! ¡Él es el Rey de gloria! Selah

Salmo 24

La suprema soberanía de Dios exige la debida santidad de vida y de corazón de parte de sus adoradores; un sentimiento sublimemente enseñado en la descripción de su entrada en el santuario, por el símbolo de su adoración—el arca, requiriéndose el más profundo homenaje a la gloria de su majestad.

1. plenitud—todas las cosas. mundo—el globo habitable, con los que en él habitan—que forma una expresión paralela a la frase anterior.

2. Poéticamente representa los hechos de Génesis 1:9.

3, 4. La forma interrogativa presta viveza. Manos, corazón y alma son organos de acción, de habla y sentimiento, lo que compone el carácter. elevado su alma—puesto su afecto (Génesis 25:1) en algún objeto; aquí, en la vanidad, en cualquier cosa falsa, o sea jurar una declaración falsa, o jurar en manera fraudulenta. monte de Jehová—(cf. el Salmo 2:6, etc.) Su Iglesia, la verdadera o invisible, tipificada por el santuario terrenal.

5. justicia—las recompensas que Jehová imparte a su pueblo, o la gracia para conseguir dichas recompensas, tanto como el resultado.

6. Jacob—por “Jacob,” podemos entender el pueblo de Dios (cf. Isaías 43:22; Isaías 44:2, etc.), que corresponde a “la generación.” etc., así como si hubiese dicho: “Los que buscan tu rostro son tu pueblo escogido.”

7-10. La entrada del arca al santo santuario, con la procesión acompañante, se nos representa. La repetición de los términos presta énfasis. Jehová de los ejércitos—o plenamente, Señor Dios de las huestes (Oseas 12:5; Amós 4:13), describe a Dios con un título indicativo de la supremacía sobre todas las criaturas, y en particular sobre los ejércitos celestiales (Josué 5:14; 1 Reyes 22:19). Sea o no, como algunos piensan, que el ensanchamiento de las antiguas puertas de Jerusalén sea la base de la figura, el efecto del todo es para impresionarnos con un concepto de la sin par majestad de Dios.

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